Federico Anaya-Silva, de 72 años, regresó a su celestial hogar el 1 de febrero de 2017 después de una valiente batalla con una larga enfermedad. Su devoción a su familia y su firme creencia en Dios lo apoyaron en su lucha y finalmente le dieron paz.
Federico nació en Jalpa, Zacatecas el 20 de noviembre de 1944, a finales de Rosalio y Escolástica Anaya Silva. Le encantaba cantar y tocar la guitarra, la naturaleza siempre le traía gran alegría. El béisbol era su otra pasión. Él era el árbitro de nuestros juegos de softball de la familia.
Federico fue bendecido con una familia grande y amorosa. Se casó con María Serna-Anaya. Federico ayudó a criar a sus 3 hijos con paciencia, disciplina y humildad. Les enseñó a ser humildes, les enseñó a respetar y amar a la naturaleza, ya menudo los llevaba a diferentes parques para ver la belleza natural. Desde el principio dedicó a sus hijos a Dios y los animó a explorar la belleza que nuestro Señor nos trae.
Él era amable y siempre tuvo tiempo para responder a una pregunta o resolver un problema, no importa cuán pequeño. Es muy querido por sus seres queridos, que ahora celebran el hecho de que está en paz con su creador.
Federico es sobrevivido por su esposa, Maria; Su hijo Miguel; Sus hijas, Victoria Anaya y Aracely Anaya; Su nieto Abram Rey García Anaya; Sus hermanos Aristeo, Ignacio, Juan y Pablo Anaya; Sus hermanas Elisa García y Carmela Espinoza. Es precedido en la muerte por sus hermanas Beatriz, Altagracia, Teresa, Angelina, Soledad y María de Jesús (Chuy); Sus hermanos; Antonio, Juvenal, Remberto y Fidel. Y sus padres: Rosalio Anaya y Escolastica Silva.
Habrá una recepción para seguir en nuestra casa en 6505 Lucille Ave. Bell, CA 90201, para aquellos que quieran acompañarnos como un gesto de agradecimiento por el gran afecto y ayuda que nos han dado.
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